Hasta que un día llegué a mi casa con mi mochila y allí estaba mi madre sentada en el sofá y me dijo "sientaté que tenemos que hablar". El instituto la había llamado y le habían informado de que no aparecía por allí. Después de discutir fuertemente con mi madre, decidí llamar a un colega y dar una vuelta, necesitaba despejarme tenía unas ganas inmensas de golpear algo o alguien.
A partir de ese día mi vida fue una auténtica locura, me levantaba a la hora que me daba la gana, no hacia nada en casa, tenía discusiones continuas con mi madre. Esa discusiones siempre me hacia perder los papeles, querían imponerme obligaciones y por orgullo propio nunca las cumplía.
Así pase un año, siendo un parásito. Lo único que hacia era dormir, robar, consumir, pelearme...
Hasta que llegó el momento menos esperado...
CONTINUARÁ...
Deloserroresseaprende.
Annie.
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